domingo, 25 de julio de 2010

El corazón de la matrioska

El egoísmo nació en mis pulmones deseosos de todo el aire. Aire culpable de la hiper ventilación de mis sentidos que al son de aquel egoísmo se movieron con escasa gracia hasta acariciar, con la fuerza de un rinoceronte ebrio, el suelo afelpado.

Hay cosas que poco a poco se revelan, sin condición no es sinónimo de incondicional. Esta fatal confusión nos conduce a la deriva. Somos como los continentes, del Pangea a la separación y después..., sólo queda el vagar-que no es poco-.

Después de la calamidad queda observar, observar nuestra capacidad acíclica que nos conduce- al final- a la continua y desagradable rotación. Nadie dijo que tras el echar uno ve la resta, eso sólo se ve desde fuera, desde dentro el mareo los hace ciegos.

viernes, 2 de julio de 2010

Azucarado

Las manos suicidas al aire, la cabeza sumergida en imágenes declinadas como el sustantivo latino dominatio-onis, los ojos se escapan al horizonte que ya no es más que la habitación de al lado. El cuerpo asqueado por verse dictado se abandona a un estado paranormal entre lo inexplicable y el adoradísimo absurdo. Alienación -temporal, accidental o permanente-.

Hijos legítimos de
πάθος, patéticos a los que el destino- veáse también otras fuerzas curiosas- les tatuó esperanza en el alma. Orgullosos de ello, inocentes, creyentes acérrimos del lema podemos cambiar las cosas.
 
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