miércoles, 30 de marzo de 2011

Yo la llevo.



No vas a poder beber la grandilocuencia exenta de razón que se está desprendiendo de mí, no presenciarás el momento del deshielo, porque tus barcos de papel nunca dejan atrás el puerto. Mirando el cielo, el minutero anuncia que vamos perdiendo los turnos, que jamás volverán, por supuesto. Y así, sobre el tablero se pasea una de esas moscas efímeras, disfrazada de mariposa,que antes de que podamos percibir su presencia desfallece entre las fichas, las casillas y la perpetuidad silenciosa de nuestros latidos, callad.


En el vaso un par de icebergs marcan a los labios dos heridas sangrantes -producto químico,en realidad-, y toda una lista de coordenadas se dibuja en la mirada a través del vidrio grueso del final de nuestros mares encarcelados. Con el dedo dibujas una luna redonda en pleno día, que en cuanto dejas de mirar el cielo, se te desvanece entre las manos. Mientras, hago natación entre el formol y la radiactividad que desprende el suave rumor de tu sangre recorriéndote. Puedo oírlo aún bajo el agua, bajo la tormenta, con la precisión de una aguja certera, TIC-TAC, así suena. 


La primavera va cayendo y la brisa empuja a la mosca, del tablero a la tierra -Sic tibi terra lebis y no te olvides de regar las plantas-, las fichas , en cambio, permanecen inmóbiles. 

Entre la silenciosa navegación de los barcos nubosos, hacemos guardia. De pronto un movimiento fuera de la posición inerte. Un leve deslizar derivado del morbo,que supone hacer resbalar la cerilla por la rugosidad más cercana y lanzarla hacia atrás. Unos dedos inquietos a la caza de la luz y el estallido sensitivo consecuente. No hay fronteras, el cosquilleo ha tocado tejido interno, ahora todos los nervios bailan vibrantes ante el nuevo estímulo. Con la rabia precisa, un alarido propicia la incapacidad de golpear con la fuerza necesaria la organización planetaria.

Perdón, ¿a qué jugábamos?

martes, 22 de marzo de 2011

Domar las mareas del poso del café.

 Cúbrome toda de sudor helado;
Pálida quedo cual marchita yerba;
Y ya sin fuerzas, sin aliento, inerte,
Muerta parezco.

SAFO.

En el poso del café , la curva de la espalda -espina dorsal del alma- donde el infinito se pierde dejando difusa la distancia entre las trincheras. La guerra estalló y el tedio de las banderas blancas no deja ver el sol, que las quema sin piedad. No hay tregua, pero cada vez es más intensa la intoxicación objetiva de los fusiles que disparan a discreción sin distinguir aliados de enemigos.

Voy a alzar un fuerte ,que proteja a la incontrolable que hay en mí ,de las calles desiertas, nocturnas que acechan sin piedad, de niños llorando e hilo musical trágico. La toxicidad tan dulce que mana incesante es una atracción fatal y necesaria.

...98, 99 y 100. Un voy rompe el silencio, pero nadie llega y disfrazando de desfase la derrota, todo un batallón observa tras la vidriera ,-mi cristalino-, la frialdad del campo de batalla, lleno ya de zarzas y silencio. 

Explícame como nace el sol en nuestra tierra plana, en qué porción el arsénico forma parte de la acuosidad de tus ojos y ahora,calla, que en batallas perdidas es un gozo el silencio nuclear de ausencias, recuerdos y otras enfermedades. Tu ejército regresa ebrio y descansa en los crepúsculos que protegen el inmenso mundo ,que esconde un somier ajado,  liberándolo de viejos fantasmas frutos de sombras y sequía emocional.

Queridos espectadores, aguacero fuera, por si no oyen el grito desgarrado de un cielo que clama humanidad, carreras de obstáculos, inmortalidad efímera y algún ... se perdió la conexión.

... hay todo un mundo, donde la ley no existe y sólo queda aprender a domar mareas. Deséate suerte.

martes, 1 de marzo de 2011

No recortes mi exquisita desgracia.


-Un trou si'l vous plaît!

Coróname con margaritas, reina de desgracias y otros placeres efímeramente eternos sobre la arena. Seamos accidentes geográficos, mientras atentamos contra nuestro reflejo sobre el agua, que empieza a hervir. Esta noche seremos cena de burgueses invitados a la casa del tan noble destino, mientras los esclavos bailaran en la cosecha. Al más puro estilo de Jones escaparemos y quizá nos encontremos bajo un Theobroma cacao ,que quizá finja ser cualquier otra cosa, y una vez más no nos amanecerá.

Seguirás el rastro de polvo brillante,que dejaron las hadas tras su muerte y te creerás flotando en la ebria nostalgia de las historias de viejos lobos de mar. Mientras tanto recorreré los campos ,que habitamos, fusilando espantapájaros. Te invitaré a bailar  bajo sus dorados restos, con el sol cayéndose ante nosotros y los cuervos libres sobre las ramas de tu alma, mi alma, el silencio verbal.

Viajamos a destiempo,translúcidos e incógnitos, escuchando las historias que nos contamos,- salvé a una sirena antes del punto de cocción, tomé café escondida en un cráter lunar, te conocí mientras bailabas en las hojas de una sucia y amarillenta libreta...,- y ante la evidente certeza de una escéptica locura, la creencia.

No conozco ni compadezco compasión, me forjé entre las vicisitudes de la traumática incontrolabilidad del alma. Aún así, estoy preparada, es el momento, entre las sombras jugaremos al vudú, bebiendo trampas a contraluz, y mil lejanas  tantas cosas se reflejaran de nuevo, con la diferencia de que está vez, no se borrarán jamás, jamás.


 
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