jueves, 8 de noviembre de 2012

Cuando todo está en paciencia


Cuando todo está en paciencia
parece más bella la ecléctica mezcla
de surrealismo y jueves sin-más,
con una estación menos, 
palomas ascendentes,
y este pesado cuerpo áptero descendente.

Cuando todo está en paciencia
y los cristales en destellos,
solo las puntadas rojas,
exactas puntadas rojas,
de un jersey darían la calma
apocalíptica al terrible desear,
incesante desear,
del dedo índice
que se abalanza sobre la sombra
de la agría lana de tu jersey.

Cuando todo está en paciencia,
enebro la ciudad,
me la coso a los pies
para poderla deslizar,
para poderla acariciar,
desear, odiar, recorrer...
para que arañe bien fuerte.

Cuando todo está en paciencia
es más mentira, más silencio,
más intriga...,
                        y me arropo, 
                              y me olvido.

lunes, 19 de septiembre de 2011

Preludio



Practicábamos el arte del silencio
 entre los grandes glaciares
 que penetraban nuestras sombras,
 mientras nos mirábamos fijamente,
 devaneciéndonos, 
                                   sintiendo el frío en cada vértebra ,
                                                                      sintiéndonos,
              creyéndonos morir.


El odio iba devorando nuestros pulmones
sangrantes, vacíos de aire, llenos de icebergs...,
Me gustaría no morir todavía, 
robar un segundo más 
                       y después reirme de los mapas
                                                 que jamás descifrarías.


Vomitaré el veneno del vaho,
que dejaste sobre cada milímetro cúbico de sangre,
que impregnó las ventanas -discretas-,
        
  Arrancaré de las cortezas de los pinos laricios
           cada surco que no hicimos,
                 cada golpe de espalda,
                    cada carícia de fuego, 
                                                   tierra
                                                          y vino blanco.



PRELUDIO de cumplir  un año más, aires de ciudad y regresos. Nos encontramos en breve, de nuevo, el 30 de noviembre y yo.

miércoles, 17 de agosto de 2011

Quiero que sepas que me gustan los naranjos.

Me diste la intemperie,
la leve sombra de tu mano
pasando por mi cara.
Me diste el frío, la distancia,
el amargo café de medianoche
entre mesas vacías.
Julio Cortázar.


Siempre se me dibujó como una gran explanada desértica, con sus dunas, mis pies hundidos entre su inmensidad y unas extrañas margaritas de tono anaranjado. En un desierto las cosas se simplifican bastante, pensar un momento en todos los relojes de arena destruidos para crearlos y ahora imaginar el transcurso tan parsimonioso y enfermizo del tiempo... Quemaba margaritas,lo confieso, cazaba al Sol hasta encerrarlo en aquel espejo de volutas infinitas ,que parecía ser una obra barroca en miniatura, y luego lo dejaba volar. Era una experiencia que me despojaba de lo mundano, el rayo del Sol siempre explotaba en mariposas que revoloteaban entre las diminutas pero perfectas llamas que surgían de las margaritas.


Si sigues mirándome así pensaré que no tienes valor para decirlo, venga ¡llénate la boca! , grítalo, siente como esa aceleración de la sangre encuentra la calma, te lo voy a susurrar en los labios, luego repite: a-se-si-na.
No me defenderé, siempre sentí cierta debilidad ante tu intransigente forma de disparar rencor y frustración seguidos de un pequeño aeroplano tan volátil ,como la servilleta que fue, con alguna palabra entre la magia y la extinción.


Cada vez tolero más las ausencias, el arañazo sólo es para recordar quien eres. 

sábado, 13 de agosto de 2011

De cómo no entrelazar manos


La palma de mi mano
se interpreta abierta
en la incandescente
transparencia de todo lo que
                                         no puedo 
                                                      hacer bien.

Sobre ella cae tu magma,
esquivándonos dibujamos
en el cielo las curvilíneas 
marcas de la esfera predictiva
que habitamos.

El miedo llega hasta la punta
de la aorta...y como un iceberg,
que agrieta lo efímero ataca.

Activamos la defensa,
deshacemos los lazos,
miramos todos los relojes 
y contra todo pronóstico,
callamos.

Luego comienza la batalla de los días y días,
la persecución de nubes y los juegos de los gatos,
pero eso, es historia de otra copa.




viernes, 24 de junio de 2011

Tregua

Detened ese tren agonizante,
que nunca acaba de atravesar la noche
y enarena los cascos 
y el aliento.
Miguel Hernández.


Pesa sobre los huesos el abandono rotundo
de aquellas viejas luchas contra el aire,
siempre tan violento y feroz, siempre tan dulce.


Siento el silencio que desprendes y busco.
Busco detectives que averigüen que ves al cerrar los ojos,
Estúpidos que crean tan ambiguo -como el alma lo cree-,
que alguien pida fuego.


No es el espejo ni sus pedazos
quien se encuentra ajado,
él sólo refleja, con cobardía,
un exterior exaltado,
exiliado, extranjero.


Perdí la elocuencia,
me queda la aspidistra,
más que a nada,
porque aquí me planto.


Ahora oirán tu apuesta.

lunes, 20 de junio de 2011

Cambios


La copa se balanceó sobre la mesa, se reflejaba en su interior el vacío profundo de un reflejo que parecía no reconocerse entre campos y campos de amapolas muertas, desolladas. En el horizonte una danza de pájaros indicaba que se precipitaba una estación desconocida, sobre la piel parecían dibujarse las marcas de noches en vela, repletas de letras.


Nada se ha acabado, todo pasa y todo queda, pero lo nuestro es pasar...

jueves, 7 de abril de 2011

El hombre es tedio para el hombre.



Desvanecerse es una idea enferma, pero lógica, mientras arañándose los brazos, como si de una cebolla enterrada en un camposanto se tratara, la piel  plumífera se le escapa entre ese repugnante aire de poniente. No encuentra ningún rincón donde abandonarse a respirar, absorber el maldito aire frío y nocturno. 


Se ciñe la soledad, rodeándole la tráquea,que le hierve intensamente y lanza un sordo grito que le estalla en el cerebro. Viejos recuerdos ,balanceos de transcendencia extrema se le aparecen como un film, la pintura roja, asegurar las tuercas y a volar como si de verdad la infancia liberara a uno de esa alma demoníaca que carcome la sencillez . Aún recuerda el sonido del óxido y la tierra, nunca tuvo el valor de subir de pie al columpio,¿los motivos?, difusos... ¿el resto o cobardía? 


Ahora sólo es arena, arena movediza, que se engulle. El espejo opta por el decorado teatral, y tras sus hombros, Roma triunfante, ardiente, en ruinas, en cenizas, en resquicios de lo que un día fue. Y vuelve esa profunda sensación de asco mientras se pellizca los labios  trepidantemente, mandándole señales al corazón:


-¡Para, desgraciado! tanta sangre me desborda...


-El órgano al que llama, está extasiado, pruebe más tarde. 


Tras la derrota absoluta ante la imposibilidad de una tregua, los instintos animales más básicos son los que prevalecen, las leonas de la Sabana, se lamen las heridas, el resto duerme. Pedir ayuda sería estúpido, pueril, vergonzoso, mejor regocijarse en la basura que vomita a bocajarro un alma que no admite analgésicos, -nótese la ironía, la incapacidad humana y la indescifrable metafísica-
 
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