martes, 21 de diciembre de 2010

Acupuntura

La esperanza siempre va un paso por delante,es el plato de la mesa que los comensales pasean ansiosos, unos con gula,otros con miedo y un breve número con un irado asco. 




Todo parte de cierta pizca de creencia dogmática y otra parte que mezcla las antítesis de la realidad. La acupuntura es una práctica vital practicada con cierta evidencia rutinaria por aquellos que andan doloridos por los rincones de menos luz de la ciudad. Es una pseudociencia delicada, hay que calcular a la perfección cada meridiano de la piel, cada curva, cada persona, un error podría ser fatal, podría desbocar sentimientos, descontrolar aquello que perfectamente ordenamos en nuestro interior para que no cause problemas. 
Si estás constipado, si te cuesta respirar, si tus ojos crean terroríficas ilusiones en las que las paredes te devoran en soledad..., coje la agujas más grandes y atraviésate la columna vertebral, el pecho, el ombligo, y por supuesto no olvides la nuca. 


Te irá terriblemente bien, abrirás en canal aquello que deberías guardar en los arcones del mar más profundo, sujetarás entre tus manos una crisálida en eclosión y si las cosas se tuercen siempre te puedes zurcir como un calcetín desparejado. Bueno, siempre, siempre, NO


Como consejo de quien nunca sabe darlos, creo que escuché que a veces al resto de antropomorfos experimentan sus habilidades con las agujas, así que a modo de dardos los lanzan con puntería certera. Precaución, a menudo dañan primero.

4 comentarios:

Apple dijo...

como dicen , la esperanza nunca muere, pero la mayoria de veces se pierde y perdemos el tiempo buscandola, y eso nos hace caer tan bajo, que vivimos deprimidos...
siempre queriendo curarnos con los metodos mas dolorosos...

quisiera habrirme la nuca... :/

un beso querida!

Daniel Marcos dijo...

No pierdas la esperanza Esther, no la pierdas nunca.

Sigue luchando... aunque duela, incluso aunque seas tú misma la que te dañes.

Mucha fuerza y sigue adelante.

Raúl dijo...

Parece un panegírico para los fakires. Sonrío.

Miguel dijo...

Tendré cuidado con los alfileres. Tienen una punta punzante que puede abrir brecha en lugares insospechados de mi entendimiento. No, no quiero caer en sus manos. Mi prudencia, que casi es temor, me impide abrirme, por ahora. No sé más adelante.

Un beso.

 
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