
Piensa en las coordenadas, nadie puede señalizar el cielo, bien sabía ,que no eran más que unas claras instrucciones para jugar a la ajedrez, ¿jaque mate? Exacto, el doceavo jaque mate. Era curiosa la manera pausada del descenso estrepitoso, suspensión intercultural y por fin el momento estelarmente esperado.
Velada nocturna, concierto de plañideros con gabardina y un árbol en llamas. Un gran paraje muerto lleno de restos de lana y caña de azúcar y de pronto una estruendosa carcajada sorprende a los presentes cínicos. Un traqueteo envuelve ahora el entierro premeditado, de suelo a suelo y vuela porque le toca , solo era la sombra siempre decadente.
La base de control envía la señal, la hora de regresar se desdibuja en la falta de combustible,solo es un avión de papel fingiendo un avance superior. Al llegar, despeinarse y tomar asiento en la baldosa nº 13 del suelo, divisa de nuevo a la prima de Dorian Grey, la orquídea.Compañera de debates terrenales sobre la captura del instante o el vuelo del mismo.