miércoles, 30 de marzo de 2011

Yo la llevo.



No vas a poder beber la grandilocuencia exenta de razón que se está desprendiendo de mí, no presenciarás el momento del deshielo, porque tus barcos de papel nunca dejan atrás el puerto. Mirando el cielo, el minutero anuncia que vamos perdiendo los turnos, que jamás volverán, por supuesto. Y así, sobre el tablero se pasea una de esas moscas efímeras, disfrazada de mariposa,que antes de que podamos percibir su presencia desfallece entre las fichas, las casillas y la perpetuidad silenciosa de nuestros latidos, callad.


En el vaso un par de icebergs marcan a los labios dos heridas sangrantes -producto químico,en realidad-, y toda una lista de coordenadas se dibuja en la mirada a través del vidrio grueso del final de nuestros mares encarcelados. Con el dedo dibujas una luna redonda en pleno día, que en cuanto dejas de mirar el cielo, se te desvanece entre las manos. Mientras, hago natación entre el formol y la radiactividad que desprende el suave rumor de tu sangre recorriéndote. Puedo oírlo aún bajo el agua, bajo la tormenta, con la precisión de una aguja certera, TIC-TAC, así suena. 


La primavera va cayendo y la brisa empuja a la mosca, del tablero a la tierra -Sic tibi terra lebis y no te olvides de regar las plantas-, las fichas , en cambio, permanecen inmóbiles. 

Entre la silenciosa navegación de los barcos nubosos, hacemos guardia. De pronto un movimiento fuera de la posición inerte. Un leve deslizar derivado del morbo,que supone hacer resbalar la cerilla por la rugosidad más cercana y lanzarla hacia atrás. Unos dedos inquietos a la caza de la luz y el estallido sensitivo consecuente. No hay fronteras, el cosquilleo ha tocado tejido interno, ahora todos los nervios bailan vibrantes ante el nuevo estímulo. Con la rabia precisa, un alarido propicia la incapacidad de golpear con la fuerza necesaria la organización planetaria.

Perdón, ¿a qué jugábamos?

3 comentarios:

Daniel Marcos dijo...

Es increíble como metáfora tras metáfora nos llevas de la mano por entre tus pensamientos.

Miguel dijo...

No sé a qué jugábamos; tal vez a soñar enredados en tus pensamientos.
Una primavera procaz nos envuelve las mentes, y aquí estamos...

Besos.

Kina dijo...

Te llamaré la mujer metáfora :)

 
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