domingo, 14 de noviembre de 2010

Mi columna vertebral, casus belli.

Tengo unas 33 vértebras, complejas construcciones realistas que se declinan hacia un existencialismo, hacia una esencia considerada erróneamente divina. Ellas bailan al ritmo del movimiento vital que nos mece de un extremo a otro ,dejando de ser un columpio, un juego infantil, para ser una guerra de sentimientos vitales, una tragicomedia sentimental que constituye una vida en ámbitos generales,feliz.

La médula espinal narra un equilibrio inexistente que hace unas cosquillas tan dulces declinadas en una abrupta pero melodiosa tos de animales inhóspitos y otros insólitos estropicios fantásticos.Es sin duda, la más cercana al suelo de estrellas, nubes y una luna inmensa que prescinde de ser vasalla del sol. Ágil y escurridiza clava sus uñas punzando los nervios que erizan sentimientos en forma de flores sobre la piel. La apófisis espinosa no la aleja del contacto directo con el mundo.

El mundo vertebral se convierte en un piano corporal de acordes melodiosos y bien estructurados. Las vértebras cervicales claman a la imaginación objetiva de cambiar a golpe dactilar el mundo. Las torácicas se abandonan a la dulzura, a la paz, al pensamiento realista de aquello que vislumbran entre las sombras. Las lumbares son cautas, soportan el peso del cabello cuando es mecido por el aire con nombre, lo curioso es que el cabello ni las roza. Están siempre deseosas de escapar una noche y bañarse en el mar, de ser las irresponsables, quieren dejar de encajar.Pero en el fondo saben que ese es su lugar y aceptan sumisas con alma rebelde. Esperan los momentos de exponer su sentir. Las últimas son la parte animal de cualquier ser humano, viven en la total alienación, en letargo eterno por su mayor grado de naturaleza, por su invierno eterno ante su sensación de equivocación.


El frío agudiza el ingenio vertebral,mientras, el espacio intervertebral esconde secretos de los que se desprende despacio y como el tallo de una planta sin flor ,se entrevén pequeñas hojas dibujadas con el dedo índice.


Lo sé, debería contárselo al doctor, pero todavía soy algo cobarde.

5 comentarios:

Yoshe dijo...

Me gusta la forma con la que has relacionado la anatomía humana , aunque en algún fragmento me a dado algún quebradero de cabeza , ya que me a costado relacionarlo con la complejidad del sistema nervioso , pero me a gustado .

Por cierto , tienes 24 vértebras , sin contar el sacra y el coxis .

:)

Daniel Marcos dijo...

Increíble... sencillamente increíble...

Creo que es la primera vez que alguien consigue hacer de la columna vertebral algo artístico.

Miguel dijo...

Tú eres un poema. Y tu columna vertebral danza al compás de tus versos. Seguro que eres feliz.

Un beso.

Raúl dijo...

Éste es bueno de verdad, Anita; sencillo en su abrupta complejidad de términos físicos bien utilizados.

Gonzalo dijo...

Un buen tranquilizante para aquellos que tenemos serios conflictos con esa complicada y temperamental trenza de huesos.

Me hacía falta leer algo así en estos días.

Una bonita casualidad encontrar este espacio

Suerte.

 
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