miércoles, 3 de noviembre de 2010

Rompe los vasos.

Ojalá llovieran cristales, ojalá cayeran al suelo con la fuerza de una pugna violenta, y salpicaran deshaciéndose en pequeños brillantitos.  
Idílica escena de cristales que no hieren, caen sobre ti ,sin rasgar, ligeros, afables, afectuosos, como caricias. Sin paraguas pasear por las brillantes aceras, bajo las farolas dúctiles ante los gritos de un alma eternamente en la línea entre la locuacidad o el silencio estricto, bajo la luz de la luna nueva, bajo la total o parcial oscuridad. 


Utopías irónicas que rozan la estupidez, los cristales sangran, la sangre no purifica, la sangre fluye, vive exenta de piedad. Pero qué  más da, si esconden la luz más brillante, si poblarían rincones inexplorados, si vestirían de fiesta al luto, si cristalizarían desnudando a todos los cuerpos etéreos..., qué lástima que el problema siempre resida en el precio, siempre en el precio.


Ojalá llovieran cristales, ojalá no dolieran.

1 comentario:

Apple dijo...

Pero todo duele, o todo se siente...
el dolor siempre será tan interno que nuestras manos jamás podran evitarlo, solo la mente, pero la mente suele estar tan ocupada que ... Siempre doleran u_U

un abrazo!

 
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